El centro en el que trabajo, el IES Federico Balart, no es un centro que se distinga por haber apostado por una metodología ABP. Se trata de un centro con pocos años de antigüedad y que se ha caracterizado por tener plantillas muy variables a lo largo de los cursos académicos. Creo que, como en muchos centros públicos de Educación Secundaria, no se piensa demasiado en la importancia de crear una marca, una identidad, algo que nos diferencie del resto y nos haga avanzar en una dirección común. Esta mentalidad empresarial, la conciencia de equipo, o unas directrices comunes, es algo que se echa de menos en la enseñanza pública y en lo que nos lleva mucha ventaja la enseñanza concertada.
Sin embargo, algunas veces encuentras a las personas adecuadas en el momento oportuno: esos profesionales vocacionales que son capaces de estar por encima de las dificultades de una ratio imposible, multitud de niveles o un horario lectivo al máximo de las horas permitidas por ley. Y cuando encuentras a esas personas de mente abierta, dispuestas a seguir aprendiendo, sin miedo a probar cosas nuevas y con una ilusión y unas ganas tremendas de hacer cosas, es entonces cuando sabes que es posible cambiar algo. Y no me refiero a provocar una revolución, sino a incorporar elementos que empiezan a marcar la diferencia, quién sabe si un día serán el comienzo de algo mucho más grande.
Yo no había oído hablar del ABP hasta hace un par de años en que realizamos un seminario docente en mi centro y vino como ponente Alberto Prego. De aquellas sesiones se me quedó grabada a fuego la idea de que hay profesores que son vagón locomotora y otros que son el vagón de freno. Yo supe inmediatamente en cuál de ellos quería viajar y con quién. Lo que no sabía aún era cómo programar ese trayecto, dónde iniciar el viaje o qué llevar de equipaje. Pero es cierto que, entre algunos profesores, surgió una inquietud que es la que nos ha traído hasta este MOOC.
Una de las primeras reflexiones que compartí en este blog fue el recuerdo de un proyecto memorable para mí y tengo que volver a mencionarlo porque ha sido uno de los mejores momentos de mi carrera profesional. En él unimos la pasión por la literatura y el amor por las artes gráficas para crear nuestra propia versión de algunos clásicos de Cervantes y Shakespeare. Me sigo emocionando al escuchar la intro:
Y además de ese proyecto memorable, he realizado colaboraciones con mi compañera Ana Rivas, que no pueden llamarse proyectos en el más estricto sentido de la palabra, pero que nos han servido para saber que necesitábamos cambiar algo y que otra forma de hacer las cosas es posible. Como muestra dejo dos ejemplos que un grupo de alumnos, que Ana Rivas y yo teníamos en común, elaboraron trabajando la expresión corporal de Educación Física y el inglés: un cómic y un vídeo con la técnica stop motion. Los trabajos se evaluaron con una rúbrica y se tuvieron en cuenta para la nota de las dos materias:
Y estos fueron nuestros inicios... El curso que viene queremos poner el marcha el proyecto Pliego Sports You, al que dedicamos la mayor parte de las entradas de este blog, y que sí está diseñado teniendo en cuenta los principios generales en que se basa en ABP y todos los conocimientos que hemos adquirido en este MOOC.
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